La diferencia entre las mujeres con las que he salido y con la que me casaré
Los hombres eligen como esposas a mujeres totalmente diferentes. Pero el escritor Paul Hudson cree que hay una cualidad que definitivamente tendrá que tener su futura esposa.
Quisiera admitir: hace tiempo que perdí la cuenta de las mujeres con quienes he salido, me he acostado, divertido y de las que me he enamorado. No veo nada de malo en pasar bien el tiempo, divertirte, conocer tu sexualidad y tu capacidad de amar. Sin embargo, un día todo esto pierde sentido. Te convences de que todas las personas son especiales, pero es una mentira. Si fuera así, las personas especiales no existirían del todo.
Una época, en la que tenía pareja, empecé a dudar si era el amor de mi vida. Y decidí que necesitaba tiempo para averiguarlo. Tenía citas, me divertía en las fiestas, tenía relaciones sin compromiso con chicas diferentes. ¿Me arrepiento? A veces sí. Pero no me arrepiento de salir con ellas. Me arrepiento de haber pensado que eso era lo que necesitaba.
Sí, en ese tiempo lo disfrutaba. Tenía tantas ganas de vivir que decidí romper una relación hermosa. Me sumergí con la cabeza en la vida desenfrenada de un joven y estúpido macho de 20 años. Y todo iba bien, o mejor dicho, ¡todo era fabuloso! Hasta que un día maduré.
Muchos hombres solo quieren tener sexo. No todos, pero la mayoría. No están buscando algo más porque ni siquiera entienden qué es lo que necesitan. Dirás que una relación no solo es sexo, y estoy de acuerdo contigo. Siempre lo he creído también y he buscado el amor de mi vida. Pero creía que no me había divertido lo suficiente, que en algún otro lado el pasto era más verde, y siempre buscaba algo.
No tenía la sabiduría suficiente para entender que ya tenía todo lo que necesitaba. La relación perfecta estaba tan cerca pero no estaba preparado para ello. Ninguno de los dos estaba preparado. Nos encontramos pero no habíamos madurado, no teníamos la sabiduría para estar juntos. Mi historia no es única, tal vez muchos se han reconocido a sí mismos en ella. Aquella relación ha sido una experiencia para mí y en sí los últimos 10 años fueron como una larga lección.
Comprendí una cosa muy importante: entre las mujeres con las que salimos y con las que nos casamos hay una diferencia. No es química, no es una atracción física, ni lo es un trabajo prestigioso o convicciones que tengamos en común. Porque precisamente estas cualidades mucha gente las considera la base de una relación. Sí, esto importa pero solo al principio cuando apenas sientes la chispa. Para que una relación sea duradera, se necesita algo más.
La mujer con la que me voy a casar debe saber no seguir sus creencias ciegamente y ver las cosas objetivamente. Puede parecer que no es tan importante, pero te equivocas. El problema de muchas personas es que están convencidas de tener la razón. Pero todos nos equivocamos siempre. Y a veces tus creencias solo son tu opinión. Teorías y pensamientos que tomas por la verdad absoluta.
Cuando estás soltero, parece insignificante. Pero si estás en una relación, es diferente. No solo existe una opinión, ya son dos, y muchas veces son muy distintas una de la otra. A veces discutimos, nos peleamos, decimos cosas que no creemos, lo que no debíamos decir, y nos separamos.
Mi futura esposa debe darse cuenta de ello y aceptar estas dificultades. Busco a una mujer sabia que sepa que el mundo no es blanco y negro y vea todos sus colores. Cuando encuentres a una mujer que te ayude a ver las múltiples facetas y lo voluble que es la realidad, sé que tendrás todas las probabilidades de formar con ella una unión hermosa.
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Fuente: La diferencia entre las mujeres con las que he salido y con la que me casaré.